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De viaje en Roma: ¡Qué no te vean la cara de turista!

De viaje en Roma: ¡que no te vean la cara de turista!

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De viaje en Roma: ¡Qué no te vean la cara de turista!

La bella Roma, al igual que cualquier metrópoli, tiene algo de bueno, de malo y de feo. Aunque en general es un destino bastante seguro en cuestión de crímenes y violencia, es una de las capitales más visitadas del planeta y es muy natural que siendo turista seas blanco constante de estafadores y aprovechados.

Turista:

Estos son algunos consejos para que no te vean la cara –de turista o de algo peor- en Roma, Italia.

1. Cuidado con los carteristas

robo roma

El primer consejo que se le da a cualquier primerizo en Roma es: cuidado con los carteristas. Y es que la capital italiana es famosa por la extraordinaria habilidad de sus criminales, que saben robar con maestría y con una discreción que raya en lo sobrenatural al turista.

Sus áreas preferidas de trabajo son las partes más turísticas o populares de la ciudad, como la Termini (estación de trenes), la Plaza de España o el transporte público. Ya sea que saquen tu cartera del bolsillo trasero de tu pantalón o te abran la mochila, lo más probable es que no te des cuenta.

Aunque no necesariamente te van a robar a ti, si quieres estar seguro y mantener tus euros a salvo, siempre puedes invertir en ropa o mochilas con cierres interiores, un cinturón porta dinero, o de plano, una cangurera, por poco cool que sea.

Considera que los carteristas no son necesariamente adultos, sino también niños. Su estrategia es acercarse en grupos y mientras uno te distrae con algo escrito en un papel, el resto te roba.

2. Familiarízate con la ciudad

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En toda ciudad desconocida, siempre ayuda tener idea de dónde estás. Esto no significa que tengas que aprenderte todas las calles o las líneas de autobús, pero sí que te tomes el tiempo de ubicar tu hotel y algunas atracciones importantes en caso de que te pierdas.

Si de plano tu sentido de la orientación no ayuda y terminas perdido, pon mucha atención a quién le pides indicaciones. Al igual que en la CDMX, hay mucha gente que te dirá cualquier cosa con tal de ganar un par de euros. Si no tienes internet en tu teléfono, nunca sobra cargar con un mapa. Puedes conseguir uno o en tu hotel o en algún módulo de información turística.

3. Aprende a identificar estafas

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Como en todo sitio turístico, siempre habrá gente intentando aprovecharse de extranjeros. Esto es especialmente común en áreas alrededor del Coliseo y el Vaticano.

Desde que te llegas a la zona, se te acercarán todo tipo de guías prometiéndote entradas sin filas a las atracciones, recorridos exclusivos y hasta tomar té con el Papa.  Te recomendamos asegurarte de que la agencia y sus guías tengan autorización de la Secretaría de Turismo y por supuesto, que lo que prometan sea verdad.

También están los famosos gladiadores, que se tomarán una foto contigo y luego te intentarán cobrar 20 euros por ella. La recomendación es preguntar el costo desde antes de la foto.

Si vas a comer en los restaurantes de la zona, pide que te den un menú impreso, para evitar que te cobren precios altísimos.

4. Pide consejo a locales

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Aunque seguir la guía de viajes siempre ayuda, si quieres conocer una parte más auténtica, y usualmente menos cara, de Roma, la mejor opción es pedirle consejo a los locales. Especialmente los taxistas y los meseros pueden proveerte con valiosa información de dónde comer y dónde ir.

Otra opción es usar algo como Couchsurfing, para conocer a alguien local que te pueda enseñar la ciudad desde otra perspectiva, y no ser un turista más.

Si nada de esto funciona, entonces lo mejor que puedes hacer es perderte. Sal a caminar por las calles de Roma y con un poco de suerte, encontrarás la mejor pasta, la fuente más romántica o el rincón más pintoresco de la capital. Pues como dicen por ahí: “Si a Roma fueres, haz como vieres”.

5. Siempre carga una libreta

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Aunque suene obvio, tener papel y pluma es muy funcional en muchas situaciones. La primera es simplemente poder acceder a la información básica que vas a usar a lo largo del día (rutas de autobuses, croquis sencillos, el nombre de esa trattoria que te recomendaron…) sin tener que sacar tu teléfono.

La segunda, cortesía de Katrhyn Burrington, puede parecer extraña, pero funciona. Especialmente si vas a comer solo a un restaurante, hacer notas de la comida tiene un efecto curioso: la gente asume que eres un crítico de comida: eso implica mejor servicio, mejores platillos y la oportunidad de aprender más acerca de un lugar. Claro que, anotar los ingredientes de platillos que te gustaron será de gran uso la siguiente vez que te enfrentes con un paquete de pasta y nada de inspiración.

Además de los anteriores, hay que tomar precauciones básicas como en cualquier viaje, como son: No aceptar bebidas de extraños, no desatender tus objetos personales y siempre contratar los servicios de agencias turísticas formales.

¡Buen viaje!

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