Cuando el tamaño sí importa

Así como antes de soltarte el insulto, te dicen la clásica frase: “con todo respeto”, diversos expertos y autoridades habían venido advirtiendo que México dejaría de ser el sexto país que más atrae turistas en el mundo para terminar siendo, por lo pronto, un séptimo cualquiera.

Y para que doliera menos todavía, se nos dijo que descender en dicha categoría del ranking de la OMT es como perder la Copa MX ante Juárez o cualquier otro equipo de la liga de ascenso. Lo bueno, decían, la mera liguilla turística, está en el indicador de divisas, donde hasta el momento ocupamos el lugar 15.

Es decir, que se cumplió la máxima: “dinero mata visita”. Y es que, con la diplomacia que en su momento le faltó al alcalde de Guanajuato, desde un principio, el secretario de Turismo, Miguel Torruco, planteó que, en su administración, el tamaño no importa. Y que es mejor chiquito, pero gastalón a grandote que se haga de la billetera corta.

En los primeros meses del año la llegada de turistas internacionales a México registra una caída considerable.

Estoy hablando, por supuesto, ni falta haría aclararlo, del mercado. De ese bendito volumen de turistas que, ahora que se está comprimiendo o, por lo menos, dejando de crecer al ritmo que lo venía haciendo, ya se le extraña.

No, no es por la esencia hospitalaria del mexicano, ni porque se reduzca la oportunidad de ligarse a una gringa; la afectación de que menos viajeros vengan a México, cuando más están viajando por el mundo es, entre otras, que no se llenan los cuartos.

Esos cuartos que sí se siguen multiplicando como gremlins cuando los baña el mar de nuestras playas, los mismos que, ahora, para llenarse, tendrán que venderse más barato, iniciando un círculo vicioso que afecta el plan original.

O sea, pa pronto, que el gobierno escupió hacia arriba, cuando se le ocurrió apostar al gasto, sin invertir en promoción, justo en medio de un proceso de aumento en la oferta hotelera. Más o menos así lo explicó, obviamente en términos más elegantes, el CEO de Best Day Travel Group, Julián Balbuena.

“Debemos aspirar a tener turistas de mayor gasto, totalmente de acuerdo, pero cómo le vamos a hacer, si hoy se tienen que bajar las tarifas porque no hay promoción y hay sobre oferta”, dijo el empresario.

Y todavía, como para no quedarse con nada dentro, cuestionó la medida de redireccionar los recursos promocionales del extinto CPTM a una obra que cuesta muchísimo, pero en verdad muchísimo más.

“Nos dicen que costará 150 mil millones. Si el CPTM disponía de alrededor de 6 mil millones anuales, quiere decir que se están llevando el 100% de los recursos para promoción, por aportar el 4% de la inversión que se necesita para el tren maya. Si se va a conseguir el otro 96%, de una vez hagan el esfuerzo y nos dejen el dinero para seguir promocionando”.

Pero la cosa no paró allí, ya entrados en el regateo, el presidente del Consejo Nacional Empresarial Turístico, Pablo Azcárraga, dejó este asunto de la promoción todavía más barato y ha venido pidiendo al gobierno que le entre con unos 2,000 o 2,500 millones de pesos.

Eso sí, como toda buena oferta, debe agarrarse en el momento, para poder iniciar las campañas de promoción y parar las afectaciones que ya se están notando, advirtió el empresario.

Pues precisó que ya así, a bote pronto, las empresas del ramo tendrán 15% menos utilidades en el primer trimestre del año, tendencia que, de mantenerse, sí podría costarle al gobierno, pues se dejarían de recaudar para el 2024, un acumulado de 20 mil millones de pesos.

Sereno, sin amenazar, el líder de los turisteros recordó, también, que en la medida que se contraiga el volumen de viajeros foráneos se reduce la recaudación de los fondos que ahora irán al tren maya.

Así o más claro. ¿Será que Torruco, en su misión toca puertas, se lanza a ver si le abren las de Hacienda o cualquier otra dependencia que afloje un billetito? O serán exageraciones de los empresarios que están acomplejados con eso del tamaño del mercado.