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Akamoto Fest 2025

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Akamoto Fest 2025

Akamoto Fest 2025

No se sabe si fue Félix Salgado Macedonio, una noche Harley en los 90, o simplemente el aburrimiento de motociclistas con muchas ganas y poco juicio, pero lo cierto es que el Akamoto Fest 2025 tomó Acapulco como rehén de un carnaval apocalíptico de motocicletas, fiesta y tragedia.

Del 15 al 18 de mayo, más de 10 mil motociclistas con una filosofía existencial que mezcla “vive rápido, muere joven” con “muere rápido, vive nunca”convirtieron la famosa Costera Miguel Alemán y las arenas de Revolcadero en un cuadro surrealista digno de Dalí, pero con motores, bikinis y motos Italika de bajo pedigrí incluidas.

Félix Salgado Macedonio, ese controvertido senador, fundador autoproclamado del Acamoto, se paseaba orgulloso por sus redes sociales, aplaudiendo la derrama económica y justificando los excesos como un mal necesario. Parecía decir: “¿Qué importan ocho muertos, decenas de heridos, una ciudad convertida en cenicero gigante y un festín de drogas aptas para cualquier presupuesto, cuando los hoteles se llenan al 85%?”

Mientras los asistentes quemaban llanta en arrancones clandestinos sobre la Costera, otros quemaban neuronas bailando reguetón sobre motocicletas en movimiento o consumiendo sustancias cuyo único control de calidad era la honestidad del vendedor. Las autoridades, impotentes ante la situación, se limitaron a mirar desde patrullas zarandeadas por multitudes entusiasmadas con su poder efímero sobre la ley. Una patrulla fue balanceada como si fuera piñata, simbolizando perfectamente el “control” gubernamental sobre la situación.

Por si fuera poco, Sandra Cuevas reapareció en plena fiesta, aparentemente buscando renovar votos con la polémica. Su inesperada aparición en el caos del Acamoto fue digna de una tragicomedia en sí misma, enviando saludos a influencers desde la playa Princess, justo mientras la ciudad era escenario de desastres, accidentes y cócteles químicos experimentales.

No hubo marcas importantes patrocinando el evento, porque ¿quién quiere anunciarse en una tragedia anunciada? Pero sí hubo vendedores locales vendiendo desde parches de calaveras hasta tacos de dudosa procedencia, aprovechando la avalancha económica del festival. Las motos Italika, símbolo patrio del motociclismo accesible, inundaron la ciudad, evidenciando que el riesgo y la aventura no discriminan por clase social ni cilindrada.

El saldo, trágico y predecible: ocho muertos, decenas de accidentes y la imagen de un Acapulco que lucha desesperadamente por recuperar su dignidad turística. Las playas amanecieron cubiertas de basura y remordimiento colectivo, mientras cuadrillas municipales intentaban borrar las huellas de lo que parecía una invasión bárbara motorizada y narcótica.

Como ironía máxima, el festival logró su cometido económico: dejó casi mil millones de pesos en derrama. Pero ¿a qué costo? Tal vez en el futuro Acapulco considere eventos menos riesgosos, como “El Festival Internacional del Punto de Cruz” o el “Campeonato Nacional de Yoga Zen”. Todo con tal de evitar que la Costera vuelva a parecer una película de Mad Max dirigida por los hermanos Almada con un presupuesto limitado.

El Akamoto Fest 2025 demostró que Acapulco puede ser simultáneamente una fiesta y una tragedia, un destino turístico y una advertencia pública. El futuro del puerto depende ahora de aprender que, si la diversión no va acompañada de orden y responsabilidad, Acapulco podría terminar pareciéndose más a un set de filmación distópica que al paraíso turístico que alguna vez fue.

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