Descubre lo mejor de Chablé Yucatán
Chablé Yucatán: Arquitectura, Lujo y Bienestar Maya
La fama de Chablé Yucatán no proviene de un título futuro, sino de una hazaña real y tangible. Lejos de cualquier especulación sobre 2025, su consagración llegó en 2017 cuando el prestigioso Prix Versailles de la UNESCO lo coronó como el “Mejor Hotel del Mundo”. Este galardón, centrado en la arquitectura y el diseño, es la clave para entender su esencia. Su aclamado spa, reconocido en 2020 por la revista Robb Report como el segundo mejor del planeta, no es un elemento aislado, sino la consecuencia directa de una filosofía donde el lujo, la historia y el bienestar se fusionan en un entorno natural y culturalmente auténtico.
Ubicación:
A tan solo 25 minutos de la culturalmente vibrante Mérida, en el municipio de Chocholá, se extiende una finca de más de 300 hectáreas de selva maya. Aquí, el tiempo parece moverse a otro ritmo. La propiedad se asienta sobre los restos de una majestuosa hacienda henequenera del siglo XIX. Durante el apogeo del “oro verde”, el henequén (o sisal) generó una inmensa fortuna para la región, dando vida a imponentes construcciones de estilo colonial. Con el declive de la industria, estas haciendas quedaron como fantasmas de piedra en medio de la selva. Chablé Yucatán no solo rescató una de estas reliquias, sino que la convirtió en el escenario de un proyecto hotelero que honra cada una de sus cicatrices, transformando el abandono en una belleza sublime y un lujo sin precedentes.
Arquitectura
La razón por la que Chablé Yucatán se alzó con el título de “Mejor Hotel del Mundo” reside en la visión genial del arquitecto Jorge Borja y la diseñadora de interiores Paulina Morán. Su enfoque no fue el de una restauración convencional. En lugar de reconstruir la hacienda a su estado original, optaron por una intervención respetuosa que crea un diálogo fascinante entre el pasado y el presente.
Caminaron por la propiedad y decidieron preservar las ruinas tal como las encontraron: muros de piedra centenarios, arcos de mampostería incompletos y estructuras devoradas por la naturaleza. Sobre este lienzo histórico, integraron de manera magistral estructuras modernas de cristal, acero y maderas locales. El resultado es una simbiosis visualmente impactante. Un elegante pasillo de cristal puede cortar a través de un muro de piedra derruido, o una alberca minimalista puede reflejar los restos de una antigua casa de máquinas. Esta filosofía de “preservación por contraste” permite que cada elemento, antiguo y nuevo, realce la belleza del otro.
Las 38 casitas y 2 villas de lujo están estratégicamente esparcidas por la selva para garantizar una privacidad absoluta. Cada una es un santuario privado diseñado para borrar los límites entre el interior y el exterior. Enormes ventanales de piso a techo no enmarcan el paisaje, sino que lo invitan a entrar, convirtiendo a la selva en un elemento decorativo vivo. Cada casita cuenta con su propia piscina y hamacas, creando un refugio personal inmerso en los sonidos y la energía de la naturaleza. El uso de materiales locales como la piedra caliza y maderas de la región, combinados con textiles elaborados por artesanos mayas, fundamenta una estética de lujo orgánico y profundamente arraigado a su entorno.
El Alma del Resort: Un Spa de Talla Mundial
Si la arquitectura es el esqueleto de Chablé, su spa es indudablemente su alma. Y el corazón palpitante de esa alma es un cenote. Para la civilización maya, estos pozos de agua dulce no eran simples formaciones geológicas, sino portales sagrados al inframundo (Xibalbá) y fuentes de energía vital. El spa de Chablé fue construido de manera única alrededor de un cenote privado, convirtiéndolo en el epicentro físico y espiritual de la experiencia de bienestar.
Su excelencia fue reconocida globalmente en 2020 cuando Robb Report lo nombró el segundo mejor spa del mundo, justo detrás del legendario Rancho La Puerta en Baja California. Este reconocimiento se debe a su filosofía holística, que fusiona la sabiduría ancestral maya con las más sofisticadas terapias modernas. Los tratamientos van más allá del simple masaje; son rituales diseñados para reequilibrar cuerpo, mente y espíritu. Las ceremonias suelen comenzar con una bendición de un guardián de la sabiduría local, usando humo de copal para purificar la energía.
Los ingredientes utilizados, como hierbas medicinales, flores y arcillas, se cosechan de los ka’anches, los huertos orgánicos elevados construidos según la tradición maya dentro de la propiedad. La carta de tratamientos incluye desde masajes de tejido profundo hasta ceremonias de temazcal (un antiguo baño de vapor) y terapias de flotación, todas ellas realizadas en 12 cabinas de tratamiento que parecen suspendidas sobre la energía tranquila del cenote.
Novedades y Diferenciadores: Autenticidad como Lujo Máximo
Manteniéndose en constante evolución, una de las novedades más significativas de Chablé ha sido la expansión de su concepto al ámbito residencial con las Chablé Yucatán Residences. Este proyecto ofrece la posibilidad de adquirir una villa privada, diseñada bajo la misma filosofía arquitectónica y con acceso a todas las amenidades de clase mundial del resort.
Sin embargo, lo que verdaderamente distingue a Chablé Yucatán no es solo una lista de premios o amenidades, sino su profunda autenticidad. Sus diferenciadores clave son:
- El Cenote como Eje Sanador: A diferencia de cualquier otro spa, el suyo tiene un cenote sagrado como núcleo funcional y filosófico. Es un ancla espiritual irreplicable.
- Arquitectura con Memoria: El hotel no borra el pasado, lo celebra. La convivencia de la ruina con el diseño contemporáneo crea una atmósfera cargada de historia y significado.
- Lujo Culturalmente Arraigado: La cultura maya no es un tema decorativo, sino el fundamento de la experiencia. Desde los rituales en el spa hasta los sabores de su gastronomía de la granja a la mesa, todo está conectado a la tierra y a su gente.
En definitiva, Chablé Yucatán es un testimonio de cómo el respeto por el pasado y el entorno puede dar lugar a la forma más elevada de lujo. Su título como “Mejor Hotel del Mundo” no fue solo un premio a su belleza, sino un reconocimiento a su alma, a su capacidad de ofrecer una experiencia transformadora que sana, inspira y permanece en la memoria mucho después de haber partido.

