Acapulco: turismo con amnesia
¡Atención, turistas con espíritu aventurero y empresarios con fe ciega! Acapulco está de pie (otra vez), más fuerte que nunca (según las autoridades) y con inversiones millonarias (en la zona donde menos hace falta). Tras los cariñosos embates de los huracanes Otis y John, el puerto más famoso de México ha decidido que es momento de demostrar su resiliencia, con un discurso que ya debería patentar: “Nos tumban, pero nos levantamos… en Punta Diamante.”
El Renacer de los Hoteles de Lujo (Mientras el Acapulco Tradicional Sigue en Ruinas)
Como muestra de que la vida sigue (al menos para quienes tienen el capital suficiente), el Hotel Princess Mundo Imperial ha reabierto sus puertas, después de una remodelación que costó más de 1,200 millones de pesos. Con esta reapertura, el puerto suma 14,908 habitaciones operativas para recibir turistas ávidos de sol, playa y la reconfortante idea de que las crisis son solo temporales… para quienes pueden pagar una suite con vista al mar.

La gobernadora Evelyn Salgado Pineda, quien tiene el entusiasmo de quien está a punto de cortar otro listón inaugural, declaró que “Acapulco está de pie y más fuerte que nunca”, un eslogan que ya debería imprimirse en camisetas junto a la frase “Yo sobreviví a otro desastre en Guerrero”.
¿Pero qué significa “Acapulco está de pie” realmente? Depende de en qué parte del puerto estés parado.
- Si estás en Punta Diamante, todo es champagne, discursos motivacionales y el renacer del turismo de lujo.
- Si te quedaste en la Zona Dorada o en el Acapulco Tradicional, el escenario es otro: infraestructura en ruinas, economía tambaleante y una lucha diaria para que las inversiones no solo lleguen a los grandes complejos hoteleros, sino también a quienes han visto su medio de vida desaparecer bajo toneladas de escombros y abandono.
Pero bueno, ¿quién necesita una reconstrucción integral cuando podemos poner más espejos y vidrio templado de 9 milímetros en los hoteles de siempre?
La Inversión, pero Solo para los que la Merecen
Parece que el destino de Acapulco está dividido en dos realidades paralelas. En una, Punta Diamante sigue brillando, con desarrollos inmobiliarios que reciben millones en inversión y turistas que jamás pisarán el Acapulco de las postales vintage. En la otra, la Zona Dorada y el Acapulco Tradicional miran desde la barrera, viendo cómo las promesas de recuperación se diluyen en discursos optimistas y eventos de relanzamiento con catering de lujo.

Si el plan de desarrollo turístico de Guerrero fuera una película, el guion diría algo así:
• “Las inversiones fluyen… pero no en todas direcciones.”
• “La reconstrucción avanza… pero solo en donde los inversionistas quieren.”
• “El turismo está de vuelta… pero mejor no preguntes por la derrama económica en la periferia.”
Mientras las cámaras enfocan los lobbies remodelados del Princess Mundo Imperial, los comerciantes de la costera Miguel Alemán siguen preguntándose cuándo llegará la ayuda prometida.
Pero bueno, nadie quiere arruinar la narrativa de resiliencia con datos incómodos.
La Seguridad: Ese Pequeño Detalle que No Sale en los Folletos
Si alguien se pregunta por qué Acapulco no ha recuperado del todo su esplendor turístico, aquí una pista: las noticias sobre violencia no ayudan.
- Extorsiones a comerciantes que han llevado a más de uno a cerrar sus negocios.
- Grupos delictivos que han convertido ciertas zonas en territorios de nadie.
- La tasa de percepción de inseguridad, que sigue siendo una de las más altas del país (más del 80% de la población cree que salir de casa es una ruleta rusa).

Afortunadamente, estos temas no aparecen en la ceremonia de reapertura del hotel, porque ¿quién quiere hablar de crimen organizado cuando hay canapés y fotos con tijeras gigantes?
Pero no nos pongamos fatalistas. El turismo siempre encuentra la manera de maquillarse. Después de todo, ¿quién necesita seguridad cuando puedes ofrecer descuentos en todo incluido?
Narcotráfico, Prostitución y Extorsión: El Lado Oscuro del “Hogar del Sol”
Detrás de los eventos de gala y los discursos llenos de frases motivacionales, Acapulco sigue lidiando con problemas que van mucho más allá de la reconstrucción hotelera. Desde hace años, el puerto ha sido un campo de batalla para grupos del crimen organizado, convirtiéndose en un epicentro del narcotráfico y las extorsiones.
Los comerciantes de la costera siguen pagando derecho de piso, los taxistas trabajan bajo amenazas y las autoridades hacen lo posible por que estos temas no opaquen las campañas de “Acapulco renace”. Mientras en Punta Diamante se sirven cócteles en vasos de cristal, en otros rincones de la ciudad se decide a qué negocio le toca pagar su “cuota de tranquilidad”.

Además, Acapulco no solo atrae turismo de playa, sino también turismo sexual, con redes de prostitución que operan en la sombra de la industria hotelera. Mientras los políticos hablan de recuperación económica, la realidad es que muchas de las transacciones en el puerto no ocurren en la bolsa de valores, sino en la calle, en bares clandestinos y en hoteles donde la “hospitalidad” tiene otro significado.
Pero claro, estos detalles no aparecen en los folletos turísticos ni en las fotos de la inauguración del Princess.
Un Pasado Glorioso que se Derrumba (Literalmente)
Si Acapulco alguna vez fue el destino turístico más famoso de México, es porque contaba con una lista de atractivos que lo hacían único. Pero si hoy caminas por la ciudad buscando esos íconos, te vas a llevar una sorpresa (y no de las buenas).

- La Quebrada, que en su época de oro era el espectáculo imperdible, ahora luce deteriorada y con cada vez menos turistas que se animan a pagar por ver clavadistas arriesgar la vida por unos cuantos pesos.
- El Parque Papagayo, que alguna vez fue un pulmón verde lleno de vida, ha sido víctima de remodelaciones eternas que lo han dejado más como un campo de batalla entre la burocracia y la falta de mantenimiento.
- Los tradicionales centros nocturnos y bares icónicos, donde estrellas de Hollywood y turistas nacionales convivían, ahora son ruinas o han sido reemplazados por comercios de bajo presupuesto o, peor aún, han sido tomados por la inseguridad.
Conclusión: Un Acapulco para Todos (Pero Más para Algunos Que para Otros)
Por ahora, el hotel está listo, las cámaras están grabando y los discursos están preparados. El turismo debe continuar, aunque la realidad siga siendo un poco más complicada de lo que dicen los boletines de prensa.
Pero bueno, que nadie nos quite la foto del corte de listón.

