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México y su protocolo antialertas

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México y su protocolo antialertas

México y su protocolo antialertas

Si algo caracteriza a la política mexicana es su habilidad para encontrar soluciones creativas a los problemas… sin necesariamente resolverlos. Y esta vez, el gobierno de México, a través de la Secretaría de Turismo (Sectur), ha decidido que la mejor manera de contrarrestar las constantes alertas de inseguridad emitidas por países como Estados Unidos, Canadá y España no es, como uno pensaría, mejorando la seguridad, sino creando un protocolo.

Porque claro, si algo puede más que la delincuencia organizada, son las actas oficiales con sellos y firma de funcionarios sonrientes.

Según esta brillante estrategia, la clave está en “desactivar las alertas ante situaciones de violencia que se registren en algún municipio”, para que no manchen la reputación de estados enteros. O sea, si la casa está en llamas, pero el fuego solo está en la cocina, no hay razón para alertar a los vecinos, ¿cierto?

El protocolo de la tranquilidad: cuando la percepción vale más que la realidad

La titular de Sectur, Josefina Rodríguez Zamora, anunció con gran entusiasmo que, en colaboración con la Secretaría de Relaciones Exteriores, se están afinando los detalles de este Protocolo Mágico de Comunicación Turística, con el objetivo de que las embajadas extranjeras ya no sean tan dramáticas a la hora de emitir alertas de viaje.

En otras palabras, si ya no pueden ocultar la inseguridad, al menos que la cuenten bonito.

Rodríguez Zamora explicó que la clave está en la comunicación proactiva con los consulados y embajadas, para proporcionarles información inmediata sobre “la percepción de seguridad”.

Sí, la percepción. Porque, como todos sabemos, si todos creemos que estamos bien, pues estamos bien, ¿no?

Lo que no dijo la secretaria es si este protocolo incluirá un curso de “manejo de crisis con discursos optimistas”, un tutorial de “cómo minimizar balaceras en ruedas de prensa”, o una guía práctica de “cómo convencer a los turistas de que las camionetas con gente armada son parte de un atractivo local”.

Porque si algo nos ha enseñado la historia es que, en México, cuando algo no se puede resolver, se le cambia el nombre y listo.

Estados Unidos y sus alarmistas alertas: ¿preocupación genuina o sobrerreacción?

Para ponerlo en contexto, actualmente el Departamento de Estado de EE.UU. mantiene alertas de viaje para 30 de los 32 estados de México. Básicamente, según ellos, viajar por México es como jugar a la ruleta rusa con todas las balas puestas.

Dentro de los estados con advertencias de nivel 4 (los de “ni se te ocurra venir ni con rosario en mano”) están:

  • Colima (donde hasta los cocoteros pagan derecho de piso).
  • Guerrero (donde el turismo ha pasado de “sol y arena” a “sálvese quien pueda”).
  • Michoacán (porque entre aguacates y cárteles, la cosa no está fácil).
  • Sinaloa (si viajas sin invitación, podrías conocer la hospitalidad equivocada).
  • Tamaulipas (donde puedes jugar a las escondidas sin querer).
  • Zacatecas (de Pueblo Mágico a zona de guerra).

Por otro lado, en la categoría de “piénsalo dos veces antes de venir” están estados como Baja California, Guanajuato, Chihuahua y Sonora, que son como esas películas donde la trama es impredecible y el final depende de en qué calle te metas.

Lo curioso es que estas mismas alertas no aplican para lugares en EE.UU. con tasas de homicidios similares o incluso mayores, como Chicago, Baltimore o San Luis, Missouri, lo que nos deja con la duda de si las advertencias son por seguridad real o por diplomacia con tintes de hipocresía.

México: no es el país más seguro, pero tampoco somos “Mad Max”

Ahora, tampoco hay que hacernos los inocentes. México tiene problemas graves de inseguridad, violencia y crimen organizado que afectan la percepción del turismo. Pero también es cierto que las alertas de viaje a veces pintan un panorama más catastrófico de lo que realmente es.

Porque no nos hagamos, si todo fuera tan terrible, ¿cómo es que el turismo internacional sigue creciendo y en 2024 rompimos récords con más de 40 millones de visitantes? Algo bueno debemos estar haciendo.

Eso sí, lo que se necesita no es un protocolo de relaciones públicas, sino acciones reales para que los turistas no solo lleguen, sino que se vayan con ganas de volver y no con anécdotas de supervivencia.

¿Qué soluciona realmente el protocolo?

Aquí viene la pregunta del millón: ¿esto servirá de algo o solo es otro intento de ponerle maquillaje a la crisis?

Si el protocolo realmente mejora la coordinación con embajadas para explicar mejor qué zonas son seguras y cuáles no, podría ayudar a no afectar destinos turísticos por eventos aislados.

Pero si solo es un intento de maquillar la violencia con discursos optimistas y boletines de prensa con fotos sonrientes, será otro caso de “mucho ruido y pocas balas perdón, pocas nueces”.

Porque al final, el turista que quiere venir a México no necesita que le digan que aquí todo está bien… necesita que cuando llegue, realmente lo esté.

Conclusión: entre protocolo y realidad

En resumen, México ha decidido enfrentar las alertas de inseguridad con la herramienta más afilada de su arsenal: el protocolo oficial. Porque, al final del día, ¿quién necesita cambios estructurales cuando puedes tener un documento bien redactado?

Así que, turistas del mundo, pueden estar tranquilos. No importa lo que digan las noticias o las estadísticas; México tiene un protocolo que garantiza que todo está bajo control.

Y si algo llegara a salir mal, siempre podemos redactar otro protocolo para solucionarlo.

Después de todo, en este país, “no pasa nada, hasta que pasa.”

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