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¿Enamorar al Chino está en Chino?

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¿Enamorar al Chino está en Chino?

¿Enamorar al Chino está en Chino?

¿Está México listo para atraer al turista chino?

Hace unos días nos llegó el boletín conjunto de la Cancillería y la Secretaría de Turismo sobre el primer Tianguis Turístico de México en China. El comunicado celebra que más de 400 turoperadores y empresas chinas conocieron la oferta de siete entidades federativas y que se concretaron 141 reuniones B2B, además de la entrega de un Sello M gastronómico; leído en frío, parece la crónica de un festival redondo. Estos son logros que no deben pasar desapercibidos. Pero esta es la tragicomedia: cuando se apagan las luces del evento surge la pregunta incómoda: ¿está la industria turística mexicana preparada para recibir al viajero chino o sólo sabemos tocar el mariachi?

Fortalezas: una puerta que se abre

Las cifras del Tianguis en Beijing hablan de la voluntad de poner a México en la mente de los viajeros chinos. Mostrar a México ante más de cuatrocientos actores chinos es potente, especialmente cuando China ya figura en el top 10 de nacionalidades que nos visitan y se le identifica como un mercado de alto gasto. La presencia de siete estados, del inefable Tren Maya, del Grupo Mundo Maya y de la agenda cultural generó interés y una narrativa amistosa.

Las 141 reuniones de negocios son un punto de partida para construir acuerdos que fomenten la conectividad, la inversión y la comercialización de destinos mexicanos. La Semana Gastronómica con más de 300 comensales y la entrega del Sello M demuestran que la diplomacia culinaria suma. Entre plato y plato se concretan negocios, pero cuidado con tragarse el discurso sin masticar.

Retos: lo que falta por hacer

No existe una estrategia clara de conectividad: se habla de aprovechar los vuelos directos, pero no hay rutas concretas, frecuencias ni calendario. El visado sigue siendo un cuello de botella y “aprovechar vuelos” suena a mantra de autoayuda sin itinerario.

La ausencia de Alipay, WeChat Pay o UnionPay limita el gasto; la barrera del idioma se ve en menús, señalética y servicios; ni WeChat, ni menú en mandarín, ni un QR en el horizonte. La oferta a veces se presenta con itinerarios genéricos poco adaptados. Y no hay métricas públicas para saber cuántos de los contactos de Beijing se traducen en reservas; sin esos números, la historia es un chiste interno.

¿Qué debemos hacer?

  1. Definir una agenda de conectividad: establecer mesas de trabajo entre SECTUR, la Cancillería, aerolíneas y aeropuertos para diseñar rutas, frecuencias y fechas específicas; aprovechar las semanas doradas chinas y apoyar estas rutas con campañas conjuntas en Trip.com y Fliggy —que no quede en “ya merito”.
  2. Facilitar el visado y la información previa al viaje: crear un portal en mandarín con requisitos, tiempos y preguntas frecuentes; habilitar un chatbot en WeChat y programar citas prioritarias para grupos y eventos especiales —sin “se cayó el sistema”.
  3. Extender los métodos de pago chinos: acordar con procesadores de pago la aceptación de Alipay, WeChat Pay y UnionPay en los principales destinos turísticos, acompañándolo con una campaña de educación para operadores locales —que la terminal no use lupa.
  4. Desarrollar productos turísticos a medida: diseñar itinerarios canónicos de 3, 5, 7 y 10 días por clúster (playa, arqueología y lujo, naturaleza, cine y series, compras, wellness) con manuales operativos en mandarín. Adaptar la experiencia hotelera (hervidor, té, horarios de desayuno) y la gastronomía, incluyendo opciones chinas auténticas —que el viaje no sea un maratón.
  5. Formar y certificar personal: implementar un sello “Chinese Ready” que garantice que hoteles, atracciones y guías cuenten con idioma funcional, señalética adecuada, métodos de pago adaptados y protocolos de atención a emergencias —no basta con ni hao y gracias.
  6. Invertir en marketing digital en China: abrir cuentas oficiales en WeChat, Douyin y Xiaohongshu; trabajar con creadores de contenido (KOLs) para mostrar experiencias reales; escuchar las redes para adaptar el producto —porque en Facebook no nos busca nadie.
  7. Medir y evaluar: establecer indicadores de desempeño (visas emitidas, ocupación hotelera por mercado, gasto promedio, satisfacción y repetición) y transparentar la conversión de las reuniones B2B en negocios reales —sin tableros, las reuniones son karaoke.
  8. Garantizar la seguridad y la comunicación de riesgos: diseñar un programa “Safe MX en mandarín” con mapas de zonas seguras, recomendaciones de transporte, números de emergencia y protocolos de salud accesibles al viajero —y evitar tragedias en el guion.

El Tianguis Turístico en Beijing fue un paso importante: mostró la riqueza cultural de México y abrió conversaciones con autoridades chinas. Pero esa foto de éxito no debe ocultar tareas pendientes. Recibir al turista chino exige infraestructuras adaptadas, servicios financieros compatibles, comunicación clara y estrategia medible. El evento da para selfies; lo que sigue requiere cuadros de control.

Se puede celebrar cada intento por internacionalizar nuestra oferta, pero invito a mirar más allá de las luces del escenario. Hagamos que el próximo boletín no sólo presuma asistentes: que anuncie rutas nuevas, visas emitidas, reservas confirmadas y huéspedes satisfechos. Esa será la verdadera señal de que estamos preparados. Más tarjetas de embarque, menos boletines.

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