México

Para que no me olvides: San Luis Potosí

Publicado el

El vacío y el silencio profundo que me dejó tu ausencia, me recordaron aquellos días cuando las minas cerraron sus puertas y la fiebre del oro terminó. En ese entonces, también me dejaron todos. Sé que tú volverás, porque tu abandono es momentáneo, pero para que no me olvides, amada mía, te envío una caja de madera repleta de sueños.

Por si la distancia nubló tus recuerdos, te dejo el sonido de tu andar por mis rincones secretos.

Como prometiste regresar, te comparto estas notas, que te recordarán aquel día que juraste volver y para brindar amor mío, te dejo en la boca el rocío de mi tierra.

Para tus noches frías, te hago llegar este pedazo de tela, que las manos de mi gente, transforma en auténticas obras de arte.

También te envío el recetario de mis abuelos, que seguro estoy te traerá gratos recuerdos.

Como sé que sorprenderte es siempre un desafío, te dejo este lienzo tan surrealista como algunos de mis rincones.

Ay amor mío, te envío estas flores que me recuerdan tu vaivén en esos jardines, que custodiados por la fe, te han maravillado y te mando todos los colores de esas noches mágicas que convierten las imponentes construcciones de cantera gris en inmensos arcoíris.

Sé que pronto nos volveremos a encontrar y cuando eso pase, nuevamente tu sonrisa, tu andar y tu curiosidad llenarán aquel vacío que dejó tu ausencia.

Te extraña, Tu San Luis, San Luis Potosí

Los detalles de esta carta

1. El sonido de su andar por los rincones secretos, es una forma metafórica de invitar a explorar el Centro Histórico de la capital potosina a pie.

Y es que la última ciudad colonial del siglo XVI resguarda en su corazón diversas corrientes arquitectónicas, donde sólo vasta caminar unos pasos para admirar una construcción barroca, neoclásica, plateresca, gótica, churriguresca y románica.

De hecho, el primer cuadro de la ciudad cuenta con 19 manzanas con cerca de mil 620 edificios que datan desde el siglo XVI hasta el XX, en una traza octagonal con pequeñas y estrechas calles.

2. Las notas a la que se refiere el autor, es la canción Acuarela potosina, inspiración del compositor y cantante tapatío Pepe Guízar e interpretada por Jorge Negrete, nuestro charro cantor.

Cuenta la leyenda que allá por los años 30, Guízar llegó a la capital potosina para ofrecer un concierto en el Teatro de la Paz y cuando el espectáculo concluyó, el entonces gobernador del estado, Gonzalo N. Santos, le pidió componer una canción para San Luis y ante su negativa, le advirtió que de no escribirla lo mataría.

Guízar aceptó y quizás no imaginó que aquella melodía que escribió con temor se convertiría en un emblema de la entidad.

3. Llamar al mezcal el rocío de mi tierra es una forma muy poética, pero, el autor no se equivocó, pues esta bebida, que dicen es de los dioses, roba suspiros al primer sorbo.

Y es la tierra semidesértica la que hace único al mezcal de San Luis. Además de que su elaboración tiene una tradición de más de 200 años.

Aquellos que deseen descubrir las bondades del también llamado elixir de los dioses pueden visitar los poblados y comunidades de Venado, Charcas, Laguna Seca, Santa Isabel, Pocitos, Salinas, Ipiña y Santa Teresa.

Sin olvidar la fábrica de Zaragoza de Solís que, con tecnología de punta, además de producir mezcal, extrae miel, vino y jugo de agave.

4. El pedazo de tela, no podría ser otra cosa que los delicados rebozos de Santa María del Río, un poblado donde la tradición de tejer esta prenda con telar de cintura tiene más de cinco siglos.

Allí, dicen sus habitantes se han tejido, desde la época prehispánica hasta ahora, los rebozos más bellos y fino de México.

En este poblado es posible visitar sus talleres y mientras admiran estas coloridas obras de arte, observar su delicado proceso de elaboración.

5. Seguramente ese recetario que te enviaron destaca que la gastronomía de San Luis Potosí tiene un fuerte componente indígena, mismo que al fusionarse con la comida española le sumó al maíz, varias carnes.

Su variedad es grande y se pueden disfrutar platillos como sus famosas enchiladas potosinas, el fiambre potosino o los famosos tacos rojos de queso “Camila”.

6. La mejor forma de llamar al Museo Leonora Carrington, sin duda, es lienzo surrealista, pues cada espacio del recinto convoca a un viaje fuera de la realidad.

En este sitio es posible admirar esculturas, joyas, grabados y objetos personales de Leonora Carrington, una de las personalidades emblemáticas del siglo XX.

Los patios del recinto parecen custodiados por figuras fantásticas como La inventora del atole o el gato de Leonora.

El museo cuenta, también, con salas de exposición, biblioteca, sala audiovisual, tienda y cafetería.

7. Los jardines custodiados por la fe son en realidad uno: el Jardín Guerrero. Además de ser uno de los espacios con mayor tradición en la ciudad, es uno de los más bellos.

Destaca el Templo de San Francisco, ubicado en la parte central jardín, con su fachada de cantera y su estilo barroco.

Además, en su interior sobresale su impresionante órgano tubular de estilo barroco que data del siglo XVIII.

8. Las noches mágicas hacen referencia al Festival de la Luz, un evento que pinta de colores las principales construcciones de la ciudad.

A través de proyecciones de luz y sonido, se narran historias sobre arte huichol, naturaleza, muralismo e historia.

Además, hacen juego perfecto con la fachada de la Catedral Metropolitana o los muros de cantera del Antiguo Convento Josefino.

También resaltan la belleza del Templo del Carmen, el Teatro de la Paz, el Museo del Virreinato y el Museo de la máscara.

 

Te puede interesar

Salir de la versión móvil