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Pamukkale: El Castillo de algodón turco

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Vale la pena conocer este paraíso de algodones, el cual junto a Estambul y Capadocia, es uno de los destinos más visitados en Turquía.

En turco, Pamukkale significa literalmente “castillo de algodón”. Toda la ladera de una montaña luce blanca y pulcra bajo el sol, pero ni es nieve, ni hielo, ni sal, ni tampoco es algodón aunque lo parezca, es una formación geológica fruto de las aguas termales del lugar.

Debido a la gran actividad sísmica del lugar, fueron los movimientos tectónicos los culpables de que en este sitio brotaran las fuentes de aguas termales, que arrastraron consigo gran cantidad de minerales, sobre todo caliza de creta, además de bicarbonato de calcio, que con el paso de los años, dio paso a estas formaciones de piedra caliza y travertino.

El agua surge en la parte alta de la colina y baja repartiendo los minerales, capa a capa, creando cascadas en forma de terrazas a lo largo de toda la ladera, incluso con estalactitas entre ellas.

Este espectáculo de la naturaleza se ha convertido en un potente reclamo turístico en las últimas décadas, y cada vez más miles de turistas se dan cita.

Declarado en 1988 Patrimonio de la Humanidad, Pamukkale mantiene también en la parte superior la ciudad de Hierápolis con diversas construcciones, entre las que destacan el Templo de Apolo, los baños termales, puertas monumentales y la Necrópolis y el Anfiteatro.

Es posible hacer el recorrido en globo para admirar todo el esplendor arqueológico y natural de Pamukkale desde las alturas. Existe una ruta trasera por la cual se puede subir en auto o en autobús.

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